divendres, 30 d’octubre del 2009

Creación vs. Origen del Universo


Uno de los errores más frecuentes al hablar de la Creación o del origen del Universo es confundir ambas cuestiones y, consecuentemente, acabar sin saber de qué estamos hablando. Son dos realidades emparentadas, si queremos complementarias, pero se corresponden a dos perspectivas distintas.

Cuando hablamos de Creación estamos utilizando un lenguaje religioso. Estamos aceptando que existe un Creador. Mientras al hablar del origen del Universo, nuestro referente es la ciencia. Son dos planos diversos, lo que no significa enfrentados. La mayoría de creyentes formados comparten uno y otro. Pienso que muchos de los desencuentros entre ciencia y fe son consecuencia de confundir ambos planos, por unos y por otros.

La Biblia no responde a la pregunta: «¿cómo o cuándo se formó el Universo?» La respuesta le corresponde a la ciencia. Es la ciencia la que estudia el cómo y el cuándo. La comunidad científica habla mayoritariamente del origen del Universo como el instante primigenio en que después de una gran explosión –¿el Big Bang? – apareció toda la materia y toda la energía que hay actualmente en el universo. No intento dar una clase de cosmología, entre otras cosas porque es un tema del que no soy especialista. Simplemente busco diferenciar la respuesta de la ciencia y la de la fe.

En la Palabra de Dios hayamos respuesta a otra pregunta distinta, insisto no enfrentada a las anteriores cuya contestación corresponde a la ciencia. La comunidad de fe se pregunta por el «¿quién?» es el artífice de la Creación y el «¿porqué?». La respuesta es presentada de una manera sencilla, principalmente en dos textos del primer libro que encontramos en la Biblia: Gn 1,2-4a y Gn 2,4b-25. El primero nos presenta la creación del mundo, a partir del caos original, en el marco de una semana: el culmen de esta creación es el ser humano, hecho hombre y mujer a imagen y semejanza de Dios; es un texto que responde posiblemente a una fuente del s. VI a.C., y donde el autor sagrado responde a las inquietudes religiosas de su comunidad. El siguiente pasaje, aunque está después en el texto definitivo, la mayoría de estudiosos sitúa su origen, cronológicamente, antes (algunos lo remontan al s. X a.C.) El autor, guiado por el Espíritu Santo, muestra al hombre en el inicio del acto creador, y el resto de la creación responde a cubrir sus diversas necesidades. La mujer, en esta narración, goza de la misma dignidad antropológica que su compañero el hombre: es de su misma carne y de sus mismos huesos.

Lógicamente ninguna de las dos narraciones presentadas son científicas: no tienen, ni remotamente, ese interés. Y es algo, por otro lado, imposible con los conocimientos cosmológicos de la época en que se escribieron. Su único interés es religioso, teológico, existencial, comunitario. En la Biblia son las respuestas que hemos de buscar, no otras.


dissabte, 17 d’octubre del 2009

Presentació del llibre: «Pensar a la Universitat»


L'expresident de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol i Soley, presenta el llibre «Pensar a la Universitat. Diferents professors universitaris opinen sobre el paper del cristianisme a la societat»

L'acte tindrà lloc el proper dijous 29 d'octubre, a les 20h., a la Nova Sala Edith Stein (València, 244, 4t pis, Barcelona).

També hi haurà una actuació del Cor Magister Arte-Pastoral Universitària, dirigit pel Sr. Manel Cabero.

Esteu tots convidats! Més informació...

dissabte, 10 d’octubre del 2009

Lectura orante de la Biblia



Una práctica que se desarrolló prioritariamente en los monasterios medievales se ha convertido en una de las formas más habituales de aproximarse a la Biblia por parte del pueblo cristiano: la lectio divina o lectura orante de la Palabra.

Después de un largo «ayuno» de la lectura, meditación y estudio de la Biblia en el mundo católico –E. Bianchi lo ha denominado: el destierro de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia y en la vida de los creyentes– el concilio Vaticano II (antes precedido, aunque de manera algo tímida, por algunos papas), abrió plenamente las puertas de la Palabra al Pueblo de Dios, sobre todo a partir de la constitución conciliar sobre la divina revelación Dei Verbum. Después de este evento, las intervenciones y documentos vaticanos, así como de las diferentes iglesias locales, han sido muchos insistiendo en la primacía de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia; lo último el Sínodo de los obispos, celebrado en Roma en octubre del 2008, sobre «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia»

El camino recorrido es mucho, aunque aún insuficiente. La lectura creyente de la Biblia, hecha oración, tanto personal, como, sobre todo, comunitariamente, está posibilitando el encuentro dialogal con la Palabra de Dios. Cada vez hay más grupos que practican, por todos los lugares, muchas veces en las parroquias, y otras en casas particulares o en locales diversos, este diálogo con Dios, a través de su Palabra, y que está produciendo tan grandes frutos en las personas y en las comunidades.

La lectio divina se puede practicar de maneras muy diversas, con una gran libertad de espíritu y de formas. No obstante, presentaremos el modo más habitual, que hunde sus raíces en la lectura orante en los monasterios, adaptando y añadiendo un elemento más a los clásicos (lectio, meditatio, oratio, contemplatio [lectura, meditación, oración y contemplación]), la acción o compromiso cristiano.

La «lectura» responde a la pregunta: ¿qué dice el texto? Y consiste en leer el fragmento de la Escritura escogido de manera atenta, respetuosa; releerlo… con atención, sin prisas. Aquí cabe el contextualizar lo leído, conocer o recordar el género literario en que se escribió, el contexto histórico y cultural, etc. La intención no es de erudición, sino de interpretar el texto, aproximándonos lo más posible al contexto en que se escribió, para evitar las lecturas fundamentalistas. Los textos escogidos pueden ser los de la liturgia, la lectura continuada de un evangelio, alguna carta de Pablo, algún texto del Antiguo Testamento. Es importante organizar un «plan de lectura» y no la elección de los textos al azar.

En la «meditación» buscaremos ¿qué me dice el texto? Interiorizar lo que antes hemos leído, aplicarlo a nuestras vidas concretas, hacer que la Palabra resuene en nuestra existencia. No es tanto una labor intelectual como el dejarse «empapar» por la Palabra.

La Biblia es también, yo diría sobre todo, «oración». Lo que hemos leído y meditado se convierte ahora en un diálogo amoroso entre Dios y yo, entre Dios y la comunidad. La oración es la respuesta a la Palabra que he leído, que he hecho mía, que he interiorizado. Hay que hablar con Dios, pero, sobre todo, dejar hablar a Dios.

El ingrediente siguiente es la «contemplación» Es un paso más, después de la oración. Es un mirar a Dios y sentirse mirado por Él. Es experiencia profunda, íntima del amor de Dios, manifestado en su Palabra. Es sentirse «inundado» por Dios, rebosante de su amor.

Pero la Palabra de Dios es mucho más. Implica la existencia humana. Invita a la «acción», al compromiso. La Palabra de Dios que encontramos en las Escrituras no es letra muerta –ya lo hemos visto en los pasos anteriores– si no que es capaz de cambiar a las personas, a las comunidades, al mundo. La Palabra de Dios nos interpela; nos posibilita ver la realidad que nos envuelve con la mirada de Dios. Nos compromete en la construcción de un mundo más humano, más digno, más respetuoso con las personas y con el entorno, más en la línea del plan amoroso de Dios.

Verdaderamente «la Palabra de Dios es viva y eficaz» (Heb 4,12). El número cada vez mayor de grupos que se reúnen alrededor de ella lo evidencia. Y es que la Biblia entusiasma, es capaz de producir el «milagro» de la transformación de los hombres, de las mujeres, de los jóvenes, de los niños, de las comunidades...


Javier Velasco Arias
http://humano.ya.com/javier-velasco/
http://jvelascoa.blogspot.com/

dijous, 1 d’octubre del 2009

Animació Bíblica de la Pastoral al CEP



El «Centre d'Estudis Pastorals de les Diòcesis Catalanes» oferta uns cursos de «Animació Bíblica de la Pastoral», d'iniciació tant a l'Antic com al Nou Testament, oberts a tothom.

* Antic Testament: els dijous, de les 5 a tres quarts de 7 de la tarda (començament: 1 d'octubre)
* Nou Testament: el dimarts, de les 5 a tres quarts de 7 de la tarda (començament: 6 d'octubre)

Més informació: http://cepastorals.cat/
CEP, c/ Rivadeneyra, 6, 3r – 08002 Barcelona ▪ Tel. 933 174 858